26 abril 2017

Génova Street



  Es una calle de Madrid, pero perfectamente podría situarse en el Chicago de los años 20, eso sí, sin pizca de su glamour. Tampoco me atrevo a pasar muy cerca de esta calle, por eso, esta foto de uno de sus edificios, está tomada desde la distancia. Dicen que Madrid tiene muchos barrios peligrosos, calles y zonas donde no es aconsejable moverse de noche, pero para mí,  este es el lugar más oscuro, lúgubre y triste de toda la ciudad, no es toda la calle, sino concretamente es al pasar por el número, el número… uf, no puedo ni nombrarlo del miedo que me da, es lo que tiene esta calle, tiene un no sé qué, en donde nadie sabe nada, nada dice nada, nadie ve nunca nada, pero notas que algo negro y turbio flota en el ambiente y eso que el constante trasiego de furgones policiales, saliendo de ese número innombrable, dirigiéndose a las cárceles más cercanas, tranquiliza un poco, pero aun así, la congregación de delincuentes que campan por la zona en total libertad, con los bolsillos llenos y la conciencia vacía, sigue siendo altísima, sobre todo en una de sus esquinas, una esquina bien popular, por cierto.

  Esta calle no tiene mucha historia, pero la que tiene es muy curiosa. Une las plazas de Alonso Martínez y de Colón y separa los barrios de Justicia y de Almagro. ¿Saben ustedes dónde no queda el número innombrable en cuestión? Exacto.

  También es interesante ver la gran cantidad de tiendas en negro y de blanqueo que hay por allí, bancos nacionales y extranjeros, compañías eléctricas, autopistas, el Canal de Isabel II, como no, inmobiliarias, agencias de detectives, academias para ser ciegos, sordos y mudos, escuelas que enseñan a meter la mano sin que te pilles los dedos, escuelas superiores de enaltecimiento de los valores patrios, tiendas con descuentos especiales para vagos y maleantes. Y por allí pasan, toreros, muchos toreros, presentadores de tv, también muchos, un informático, directores de periódicos, jueces, un montón de ellos, la alta jerarquía eclesiástica, esta al completo, escapistas, pinta monas, un rey, no, perdón, dos reyes, y… así, un sinfín de comercios, locales y profesiones, que en esa esquina tienen su zona de influencia y que gracias a las nuevas tecnologías del mangui y el jeting, han ido extendiendo por toda la geografía nacional.
 
  Génova Street Corner, qué lugar, qué gente! Y nos lo queríamos perder!.

23 febrero 2017

Plaza de Oriente (anexo)


  Este post es muy cortito, simplemente un apunte a lo que decía en la entrada del pasado día 13, en la que mencionaba que en estos días no sabía a que olía exactamente cuando se paseaba por allí, pues bien, esta mañana he vuelto a estar en esta plaza y he de confirmar que el olor a podrido había vuelto, era intenso, penetrante y extensivo, es más, diría que hasta en Murcia podrían olerlo, y no, el olor no era debido al polvo sahariano en suspensión.

13 febrero 2017

Plaza de Oriente

  Si son ustedes republicanos auténticos no se acerquen por esta plaza, aquí todo huele a realeza, bueno, mejor dicho olía a realeza hasta que, a partir de 1939, empezó a oler a podrido, después, sobre 1975, el olor se fue moderando y ahora huele, pues no sé exactamente a qué huele…En cualquier caso, siempre olía a Poder, ahora ya no, ahora el Poder está en las entidades financieras y aquí no hay ninguna, por lo que tendremos que ir a sublevarnos a otro lugar. Como decía Foucault, siempre hay que rebelarse contra el Poder, y no quiero entrar en discusión sobre la diferencia entre sublevación y rebelión, pero evidentemente siempre hay que estar haciendo algo contra el Poder, aunque solo sea vigilarlo.  

  Volviendo al olor, que no fragancia, monárquico de esta plaza, podemos ver allí el Palacio Real y el Teatro Real, claro, todo Real, edificios que merecen mención aparte y que presiden la plaza. En el centro, la estatua ecuestre de Felipe IV, realizada por Pietro Tacca con la inestimable colaboración de Galileo Galilei para dar estabilidad a la pieza. Alrededor, además de unas cuantas cafeterías, con nombre también Real, por supuesto, una colección de estatuas de una veintena de los más antiguos reyes españoles, incluidos cinco visigodos, todo ello en un entorno ajardinado y abierto. 

  Como verán, todo un acontecimiento pasear por allí, todo pulcro e inmaculado, una maravilla que podemos disfrutar hoy. Lo que no sé, es lo que pensarían a los que les tiraron las casas, allá por el siglo XIX, para hacer esta plaza, ni siquiera sé si se sublevaron o se rebelaron, o simplemente asistieron callados y sumisos ante aquel derribo.

31 enero 2017

Plaza de Santa Cruz

 No busquen ninguna cruz, ni santa ni pecadora, en esta plaza, porque no la hay. El nombre lo coge de la Iglesia de Santa Cruz, a unos pasos de allí o del Palacio de Santa Cruz, que preside  la plaza y que actualmente es sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

  Para no dar muchas pistas al enemigo de la ubicación del lugar, donde nuestro cuerpo diplomático desarrolla su ingente labor, no he querido sacar ninguna foto de la plaza, que tampoco es muy allá pese al lugar privilegiado en que se encuentra, y si una foto de la parte posterior del edificio del Ministerio en cuestión, en la calle Concepción Jerónima. En la foto, hay un detalle curioso de observar,  las dos veletas, situadas en la parte superior de ambas torres,  señalando cada una en una dirección diferente, la que más convenga, independientemente de la dirección real en que el viento sople. Imagino, que esto será para despistar a los numerosos espías que pulan por allí y que no tengan ni idea de la dirección en que se mueve nuestra diplomacia, espero que esto no sirva también para despistar a nuestro señor ministro y no sepa que rumbo tomar.



  De esta plaza, utilizada desde tiempos de Felipe II como espacio donde vender diferentes tipos de mercancías dependiendo de la época en que nos encontráramos, poca cosa cabe destacar, salvo los paseos que podemos dar por las calles aledañas y las diferentes entradas a la Plaza Mayor. Pónganse coloraos, cámara al hombro, sonrisa fija, mirada de interés y conocimiento, en su defecto de asombro, sigan a alguien con un palo de colorines en alto, y pasaran desapercibidos. De otro modo les miraran raro por esos lugares.

  Por cierto, como yo perdí a la del palo, paseando por la plaza en busca de alguna foto que poder mostrar, escuché una interesante conversación a los guardias de guardia en la puerta del Ministerio, que me hizo recordar. 



  Hablaban de un asesinato detrás de la Puerta de Alcalá, comentaban que no se había hecho público porque se trataba de un importante personaje, un famoso presidente constructor de un, no menos famoso, club de fútbol de la capital. Y no saquen conjeturas, como yo, sobre el personaje en cuestión, porque el Puerta Bonita, famoso club de fútbol de la capital, lo mismo también está presidido por un constructor. Tendré que darme más paseos por allí, a ver si obtengo más datos y les voy informando.

25 enero 2017

Plaza de Colón

  A ¿nuestro? más insigne descubridor le honramos con una plaza en la que, una vez más, el cemento es el protagonista, pero esta vez, con más cachondeo aún, añadimos a la plaza un lugar denominado los Jardines del Descubrimiento y la verdad es que hay que echarle imaginación, por no decir otra cosa, para llamar Jardín al espacio que quedaría a la derecha de la fotografía y que no sale en ella por vergüenza. Vayan ustedes allí y “descubran” lo que para los madrileños es un jardín, una auténtica pena.

  La Plaza de Colón, un lugar que debería de ser “cruce de caminos y crisol de razas”, jaja, se convierte diariamente en tremendo atasco, propiciado por las confluencias y salidas de las calles Génova, Goya, Serrano y Jorge Juan, y los paseos de Recoletos y La Castellana, por lo que pasear por allí no es nada aconsejable, a no ser que se dirijan al Centro de Arte Fernando Fernán Gómez, justo debajo de los “bucólicos” Jardines del Descubrimiento. Mejor paseen por los bulevares de Recoletos, que aunque también se encontraran coches a diestro y siniestro (ya me vale utilizar estos términos) a pocos pasos entre tanto vehículo podrán atisbar la Biblioteca Nacional y a su espalda el Museo Arqueológico, también Nacional, por supuesto, no olviden ustedes que estamos en la Plaza de Colón y de lo nacional hay que hacer bandera, y para que la vean bien, allí hay una bien grande, qué no sé si libre. Y si se fijan con atención, a unos pasos de la plaza también pueden encontrar, entre sombras, una escultura dedicada a Valle-Inclán.   

  Para finalizar y sin entrar en polémicas sobre ¿nuestro? ilustre descubridor y lo que conllevó su descubrimiento, les dejo aquí una frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”.

17 enero 2017

Parque del Retiro


Palacio de Cristal

  Poco puedo aportar a este famoso parque madrileño, ni en texto ni en imágenes, de lo ya escrito y fotografiado, pero como he decido publicar una entrada con este título, algo tendré que inventar, sobre todo en cuanto al texto, porque las imágenes son las que son, las que seguramente habrán visto mil veces y, como mi capacidad creativa es limitada y no tengo dron que me acompañe, me tengo que conformar con lo que uno de mis ojos, mi dedo índice de la mano derecha y mi pequeña Lumix que siempre llevo en el bolsillo, les dé por hacer.
Fuente del Ángel Caído

  Viendo este jardín, jardín perteneciente a un palacio que se hizo construir Felipe IV, el Palacio del Buen Retiro y del que creo que solo quedan un par de edificios, no es de extrañar la cantidad de hijos, más de cuarenta entre legítimos y bastardos, que tuvo este promiscuo Rey, promiscuidad “supuestamente” heredada y puesta en práctica, by the face, más adelante por algún que otro monarca actual y aunque de diferente linaje, no por ello desemparentados.

  Tener un jardín bonito siempre es motivo de placer. Antaño, imagino, entre tanto ropaje y tan poco baño, los efluvios corporales debían de ser tremendos y nada mejor que rodearse de jazmín, lilas, rosas y demás flores y plantas olorosas, para que el acto amoroso se convirtiera en gozo y no en cruzada. Y aunque imagino, y ya van dos imaginaciones en un mismo párrafo, que no engendró a todos sus vástagos en dicho espacio, sí pienso que el entorno ayudaría a despertar las ansias amorosas de tan fértil Rey, y a las damas sucumbir a sus encantos, a los encantos del jardín, no del Rey. Un Rey, por otra parte, amante del arte, amante del sexo y no sé si también amante del amor, de la guerra sí, y creo que la mayoría las perdió.

Monumento a Alfonso XII (cuando terminen las obras cambio la imagen)
  También he de suponer, por no emplear de nuevo la palabra imaginar, que el Rey que nos ocupa en esta historia, pensara en la creación de este parque para el uso y disfrute de su innumerable prole, y que asesorado por su principal influencer de la época, el conde-duque de Olivares, creara esta zona para evitar el escándalo de tanto niño suelto por palacio. Espacio suficiente donde jugar sin molestar, espacio suficiente para ni ser vistos ni oídos.

  
  El Parque del Retiro fue abierto al público en general y a los madrileños en particular en 1767, cuando los hijos, y los hijos de los nietos del monarca en cuestión, se hartaron ya de jugar en él. Y como no podía ser de otra manera, el encargado de tal apertura fue Carlos III, como quien dice, el mejor Alcalde el Rey, con permiso del profesor Tierno Galván, por supuesto.
Detalle de la fuente de las Ninfas

  Hoy este espacio sigue ocupado por niños, no sé si descendientes del Rey o no. Ocupado por música, títeres, esculturas vivas y de piedra, fuentes, palacios de cristal y de ladrillo. Kioscos fríos que sirven cerveza caliente y paellas de plástico. En junio la Feria del Libro. Jardineros, policía, en coche, a pie y a caballo, papeleras y aseos públicos. Paseos, farolas, bancos, árboles, ardillas, estanques, cisnes, patos y perros. El Bosque del Recuerdo. Espacio que hoy también ocupan andantes, remeros, ciclistas, patinadores y, sobre todo, selfies, muchos selfies.